martes, 11 de marzo de 2014

Iluminados


Hay momentos que se guardan en uno para el resto de su vida. Buenos, malos, alegres, tristes, inolvidables. El 11 de marzo de 2012 quedó en la memoria de muchísimas personas. De Independiente, sobre todo, aunque también de Boca. Los condimentos estaban dados para que esa tarde-noche en La Bombonera, el Xeneize arme un festival ante "La Murga de Avellaneda", donde Cristian Díaz tomaba el timón.

El contexto hacía pensar en una goleada histórica a favor de los locales. Fecha 5 del Clausura 2012. Independiente había perdido no en una, ni en dos, ni tampoco en tres, sino en las cuatro primeras jornadas del torneo. No generaba situaciones de gol; de hecho solo marcó uno (Roberto Battión ante Argentinos en la derrota 1-3). En el receso de verano, cuando el club cambió de presidente, Ernesto Farías había llegado a Avellaneda para terminar con los problemas ofensivos, pero, al parecer, no era tan sencillo.

Boca venía primero y no tenía goles en contra. Bajo la dirección técnica de Julio César Falcioni, el equipo de la Ribera acumulaba un invicto de 33 partidos en el ámbito local -en la semana había perdido el invicto por Copa Libertadores-. No era el mejor Boca de todos los tiempos, pero se hacia muy fuerte en La Bombonera y era, hasta ese día, casi imbatible.

No se pueden escribir las sensaciones que ese partido pudo haber generado en un hincha, independientemente de los colores que ese hincha persiga. Si tan solo en cinco minutos, el Independiente que no le hacia un gol a nadie ya ganaba por 2-0 con goles de Patricio Vidal -su primer gol en primera- y Osmar Ferreyra -uno de los más resistidos por la gente-. Recuerdo a un Juan Román Riquelme contundente, inmejorable, inolvidable. El Último 10 hizo todo para que Boca gane, participó en casi todos los tantos del local y manejó, a su manera, los tiempos del partido. De 2-0, el juego se puso 2-1 (descontó Roncaglia). Y ahí, tiro libre, centro y gol de Ernesto Farías, su primer grito con la Roja. 3-1 que sería 3-2 antes de que el PT finalice.

En el entretiempo, recuerdo imaginarme lo que se vendría. Boca no solo igualaría el partido sino que lo daría vuelta, se podía presentir en el aire. Independiente había hecho un primer tiempo perfecto, con un desgaste de antología, pero ya se respiraba que no aguantaría así 90 minutos. Dicho y hecho: Comenzado el ST, Boca iguala enseguida con otro gol de Roncaglia. Y, al poco tiempo, hermoso cabezazo de Pablo Ledesma para que, increíblemente, el local se ponga 4-3 arriba.

El resto es historia. Farías 4-4 en cuarenta y pico de minutos y Farías 5-4 en el minuto 49. Escondieron las pelotas y ni así pudieron. Ese día, los muchachos estaban iluminados. El día que todo lo malo comenzó.

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