jueves, 26 de octubre de 2017

Entender lo que nos genera


Aunque parezca una cuestión axiomática, para un fiel seguidor de un equipo de fútbol –cualquiera que sea- no hay nada más irresistible que una noche de Copa. Las horas del día no pasan y la jornada laboral –o de estudio- parece mucho más lenta, pero la ansiedad y los nervios nos aceleran el ritmo cardíaco. El deseo de que el bendito momento llegue y por fin se emprenda el recorrido hacia el estadio se adueña de nuestro estado mental. La sensación de estar apoyando a los propios cuando asoman al campo de juego, minutos antes de que todo comience, es impagable. Y así, miles de sentimientos más que sólo se apaciguan cuando la pelota comienza a rodar, el partido empieza a andar y todo va pasando muy rápido.