miércoles, 22 de noviembre de 2017

Todavía creemos


Volar en avión es una experiencia maravillosa. Amén del cosquilleo interno que nos genera -o la sensación de incertidumbre que provoca-, también nos permite atravesar distancias muy largas en muy poco tiempo. Tal vez esa sea su mejor razón de ser, su mejor característica. La que hace posible que un joven esté siguiendo a su equipo en Asunción (Paraguay) y, unas horas luego, se encuentre dentro de su oficina en Buenos Aires redactando algunas líneas sobre la experiencia de haberlo realizado.

Me llevo una sensación agridulce porque siento que salimos a la cancha o muy confiados o muy dormidos. Se arriesgó demasiado con esa improvisación de la línea de cinco en el fondo, es cierto. Se arriesgó también con la presencia de Bustos -titular indiscutido, claro. Pero no estaba al 100% físicamente-. Se arriesgó mucho regalando los primeros 20-25 minutos del primer tiempo. Y sin caer en los errores arbitrales, Independiente salió regalado al Defensores del Chaco. Y lo pagó caro. Porque en el gol de Cardozo (qué buen delantero) se pudo hacer más. Porque en el blooper de Silva y Campaña también se pudo hacer más. Porque las desatenciones en el fondo fueron las culpables de que el Rojo se vuelva sin nada de Paraguay, aunque con el compromiso y la actitud que demostró luego no quedan dudas de que saldrá a jugar otro partido en Avellaneda. 


El complemento encontró a un Independiente otra vez dormido en el comienzo -en vez de 30 segundos, Libertad necesitó solo 15 para volver a molestar a Campaña- pero la suerte fue otra. Ese azar también jugó a favor para que Tacuara no esté en el partido revancha y se vaya expulsado tras una avivada de Alan Franco.


Es algo molesto haberse vuelto sin por lo menos un gol que apacigüe la ansiedad de aquí al martes próximo. Pero, otra vez por suerte y al arribar al aeropuerto, Juan Sánchez Miño -figura indiscutida de la noche paraguaya- nos dio las gracias por haber ido a alentar a Independiente hasta Asunción. Por cosas cómo esa, y el "no pasa nada, quedate tranquilo: lo vamos a dar vuelta", que nos sopló Leandro Fernández luego, todavía creo. Todavía creemos.

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