martes, 6 de septiembre de 2016

Regresa por favor, otra vez.


Hay ausencias que son mucho más que un simple vacío físico. A su vez, hay presencias que significan mucho más que un simple estar ahí. Ya sea para criticarlo o admirarlo -así deberíamos pensarlo todos nosotros, los mortales-, la ausencia de Lionel Messi en la Selección Argentina siempre resulta ser mucho más que un mero reemplazo por otro compañero. Sin ÉL, está claro, el equipo pierde cierto funcionamiento, pierde la conexión, pierde la idea de peso ofensiva; en realidad, pierde mucho más de lo que uno cree.

No sólo en materia colectiva ésta pérdida resulta destacable. ¡Hasta la gente pierde el interés en la Selección cuando Messi no está! Claro que las críticas a Banega -"heredero" del dorsal-, Di María Bauza y compañía nunca pasan desapercibidas. Pero, en este caso, que Lio no esté hizo bostezar a todos los televidentes que siguieron el encuentro ante Venezuela desde sus sillones. Y la crítica se centra en eso: "Messidependientes". Ellos y nosotros. El equipo, los periodistas y nosotros, los seguidores. Todos. Absolutamente todos somos "Messidependientes". Necesitamos tenerlo presente. Para alabarlo y para disfrutarlo. Para asombrarnos ante su simple presencia. Para sonreír con cada pincelada. Para creer. Para soñar que, dentro de un par de años, tendremos la revancha que nos merecemos.

Sin ÉL no hay ni ganas de creer. Sin ÉL, no hay nada. Gracias por volver y, de verdad, nunca más te alejes de nosotros. Te pedimos: Regresa por favor, otra vez. Que así sea.

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