lunes, 2 de junio de 2014

¡Subite!


A pesar de no haber conseguido más que tres puntos, a pesar de no haber logrado nada aún, a pesar de la victoria de Huracán, del papelón de Delfino, de los tétricos recuerdos de esta magra temporada, de las derrotas y los llantos; a pesar de todo eso, acá estamos: A un paso de volver a ser. Faltan sólo noventa minutos para despertar de esta pesadilla.


Sufrimos, padecimos, lloramos y agonizamos. Pero imploramos por despertar. No pudo ser antes; el azar y el destino -mejor dicho, los errores propios-, no quisieron que sea como en realidad debería haber sido: Primeros y un par de fechas antes. No. De eso nada. Independiente jugó horrible durante mucho tiempo. Tuvo y tiene momentos de buen fútbol. Ratos, no mucho más. Da lástima por momentos y juega bien en otros. No importa, ya nada de eso importa.

Todo quedará atrás durante esta interminable semana. Ya nada interesa. Ni los Comparada o los Cantero, ni los sillazos, ni las derrotas vergonzosas o los puntitos inteligentes de visitante. Ni jugar a algo o camuflarse atrás. Nada de eso tiene sentido. No hay que olvidarlo, claro. Pero hay que enfocarse en otra cosa. Solo hay que estudiar a Patronato, recibirlo en Avellaneda, reventar el Libertadores de América y hacerle cuarenta y cinco goles para que todos se enteren de que el más grande de América está a punto de resurgir de sus cenizas, cual ave Fenix. Así. Ganar o ganar. Romperse el alma. Dejar la vida. Morir por estos colores para regresar sin decreto alguno. Subite.

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