sábado, 24 de mayo de 2014

Soñar


Cuesta asumir lo mediocre que se volvió Independiente. Cuesta verlo sufrir y padecer ante infinidad de rivales dentro de un campo de juego. Cuesta creer que se volverá a tiempos memorables donde los contrincantes eran los temerosos y no los de la camiseta Roja. Cuesta, pero soñar no cuesta tanto. En realidad "no cuesta nada", diría Isabella Castillo. Pero Independiente sigue siendo el mismo equipo endeble que perdió 2-1 ante Brown de Adrogué en el debut de la BN. Sí, ya pasaron más de nueve meses, pero lo del Rojo sigue siendo para el olvido.Y aunque juegue feo, no lo merezca, sea bailado de local, sufra goles de kioskeros o jugadores que están para el retiro, el equipo de De Felippe logró ponerse ahí, en zona de ascenso.


Escuchar por todos lados que faltan dos finales, dos pasos, dos partidos, es una locura. Al oirlo, uno siente lo mismo que sentía allá por mayo de 2013: Hay que sacar nueve puntos de doce, siete de nueve, 4 de 6, 3 de 3, en fin. Así le fue al pobre Independiente. Y ahí está, luchando contra la peor de sus vergüenzas, quizás la única en más de cien años.

Para quien escribe, faltan más de dos pasos, más de dos partidos. Faltan infinidad de minutos, de ataques al corazón, de lágrimas, de noches para olvidar. Sigo viendo a Independiente envuelto en un llanto difícil de explicar. Costó mucho pasar por esto. Y aunque uno se imaginaba lo difícil que sería, nadie lo creyó así. De dificultades se suponía algo, pero ni el más pesimista se imaginó arañar ¡un tercer puesto! a falta de dos fechas para que finalice el torneo.

Todos queríamos ver a Independiente campeonar 7 fechas antes, solo por ser Independiente y encontrarse en un terreno inexplorado. Pero el año fue una mierda. Una reverenda mierda que algunos anticiparon como "un año muy divertido". Acá estamos. Le ganamos a Defensa y Justicia pidiendo la hora en Avellaneda. Nos dieron por muertos y todavía vivimos. Así estamos: Llorando, abrazados, todos juntos. Soñando con un ascenso y a tan solo dos partidos (o miles de agonías) de lograrlo. Rezamos para que pierda Huracán, hasta esto hemos llegado. Soñamos con que nuestros once muchachitos se iluminen en Córdoba y se aprovechen de Instituto. Soñamos, todavía soñamos. ¿Cómo no vamos a hacerlo? Si estamos tan cerca. 

¿Y si las cosas no salen bien? Y si las cosas no salen bien, habrá revancha alguna vez. Siendo sinceros, Independiente no ha hecho muchos méritos para volver a primera división (por lo menos en la segunda parte de la BN). Y aún así ahi está. Soñando, luchando, padeciendo o rogando por volver. Quedan dos. "Les pido que recen", escribió el Indio Solari alguna vez.

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